Es considerada una de las cuatro esculturas más importantes del mundo (las otras tres son la de Marco Aurelio en el Campidoglio, condottiero Gattamelatta, de Donatello, en Padua, y otra de Verrocchio que está en Venecia).
Es la única escultura en la que el jinete y el caballo están fundidas en una sola pieza.
Es muy singular porque Carlos IV está vestido como si fuera un emperador romano y la silla de montar no corresponde a su época.
Las esculturas ecuestres indican cómo murió la persona (cuando el caballo tiene las cuatro patas en tierra significa que el jinete tuvo muerte natural, dos al aire significa que murió en combate, y si tiene una pata al aire murió por traición). En este caso, Carlos IV estaba vivo. El virrey Branciforte quería ganarse los favores del rey por medio de esta escultura.
Se trata de una obra muy controversial porque en la pata trasera está el emperador romano pisando un escudo mexica, detalle que no puede verse por la altura a la que se encuentra.
Es una escultura enorme, de cinco metros de alto. Su nombre se debe, según la leyenda, a que Tolsa le hizo un agujero en la grupa y metió a algunas personas para que se hicieran cargo de algunos acabados en la parte interior de la obra. Cuando la gente vio salir a algunas personas de éste, decían que era como el caballo de Troya. Desde entonces se le conoce como “El Caballito”.
Con información de la arquitecta Olga Cano.