En el corazón de Chapultepec además de ver a las ardillas date una vuelta al Museo de Historia Natural para visitar su pieza más taquillera: una réplica del esqueleto completo de un Diplodocus carnegiei, un dinosaurio que vivió hace 150 millones de años en la zona oeste de los Estados Unidos.
La increíble réplica que abarca la zona central de la sala de la Evolución, fue instalada en 1930 en el Museo del Chopo, en la década de los sesenta fue trasladada a este museo.
El museo tiene una construcción distintiva, a base de 10 semiesferas de hormigón y diseño del arquitecto Leónides Guadarrama, fue inaugurado en 1964. Cada esfera representaría un mundo en sí mismo, de acuerdo a la teoría de la evolución que inicia en el Big Bang y continúa hasta el final de los tiempos.
Un lugar verdaderamente fascinante, con algunos clásicos del inconsciente colectivo de los capitalinos: el oso polar de la entrada, los leones que atacan a unos ciervos, el leopardo de montaña que persigue a un faisán, el misterioso celacanto de las profundidades marinas y que se creía extinto.