La Purísima

  • Gay y lésbico
  • Cuauhtémoc
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
  1. Foto: Tochiro Gallegos
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  3. Foto: Tochiro Gallegos
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  11. Foto: Tochiro Gallegos
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  12. Foto: Tochiro Gallegos
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  13. Foto: Tochiro Gallegos
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  14. Foto: Tochiro Gallegos
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  15. Foto: Tochiro Gallegos
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Cuando me advirtieron que debía llegar temprano a La Purísima recién remodelada, pensé que se trataba de una de esas leyendas urbanas generadas para exaltar el marketing de un club con un orgulloso pasado: empezó a llover y ni así la hilera humana se disolvió. En dos horas, avancé poco menos de media cuadra, así que aprovechando que el chico delante de mí coqueteaba de un modo efebo e insistente, le pregunté si podía guardarme mi lugar en lo que fermentaba mi cogote en otros bares necesarios para mi reporteo.

El nuevo atractivo visual de La Purísima incluye una estatua de Cristo con arneses y tacones que encarna la metáfora más sublime del sufrimiento; no sólo es un pastiche decorativo, representa la luz (neón) al final del calvario y la sufrida peregrinación que implica hacerse de un lugarcito en La Puri.

Cuando al fin pude entrar a este bar gay ya tenía más alcohol que sesos pero según recuerdo, el cover es de 50 pesos y las chelas andan en 30. La distribución de los dos pisos es casi la misma, tres barras en total, que en el pasado. Lo radical después de la reapertura está en la decoración, con muchos neones y sobretodo fetiches sacrílegos, como los vitrales de soft porn bíblico, o algo así.

La música sigue siendo esa satisfactoria programación de sets joto-alternativos con episodios de high energy, aunque bailar puede ser complicado entre los codazos involuntarios y los pisotones. También sigue recibiendo a bugas, closeteros, curiosos o tipos que regresan por su música y buenos precios.

Recordemos que La Purísima ha sido un impulsor para descentralizar la vida nocturna LGBT+ concentrada en la Zona Rosa, pues junto con El Marra se convirtió no sólo en una opción alternativa, sino en una propuesta verdaderamente inusual. La tardía llegada del vogue a la CDMX fue posible gracias a lugares clave como este; a Franka Polari y sus secuaces les prestaban el lugar antes de abrir para posar y poner sus beats vogueros.

También el espíritu de hipismo queer sigue latente, tanto como su accesibilidad, buena música y ambiente arrabalero. Con su remodelación y reapertura se revalida como el antro de moda del que todos quieren ser parte. Aunque el sacrificio sea cruel, pasarla bien es garantía en este lugar. 

Recomendado: Nuevos bares y antros gay que debes visitar en la CDMX.

Escrito por
Wenceslao Bruciaga

Detalles

Dirección
República de Cuba 17
Centro
Ciudad de México
06010
Contacto
5704 1995
Transporte
Metro Allende. Metrobús República de Chile.
Precio
Consumo promedio por persona $200
Horas de apertura
Jue-sáb 7pm-3am
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