Pamela Echeverría
Pamela Echeverría/ Labor

¡Adiós Labor! ¡Hola Labor!

Con motivo de su reciente mudanza de la colonia Roma a la colonia Ampliación Daniel Garza, enfrente de la casa Luis Barragán, platicamos con Pamela Echeverría, directora y fundadora de Labor, sobre el cambio de locación y lo que esto significa para la galería.

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¿Por qué cambiaron de espacio?
Porque era tiempo de moverse. Había que renovarse y era buen momento.

Su espacio anterior fue un billar antes de ser una galería, y ahí llegaste a ver algunas bandas en vivo. ¿Cuál es el mejor recuerdo que tienes de estar ahí?
¡Uy! Pasaron muchas cosas en ese espacio. Pero el mejor momento que recuerdo allí es cuando fui con una querida amiga a mostrarle el potencial del lugar como espacio de exhibición.  Fuimos juntas a ver el sitio con otros ojos para transformarlo en un espacio de arte y darle carácter. Es el mejor y más dulce recuerdo. Nunca se borrará de mi memoria.  Bueno, y tampoco se me va a olvidar cuando en el piso de abajo, donde era el Salón Tijuana cuando apenas llegamos, de repente a las 12 del día, empezó a ensayar un grupo de doom metal, ¡por dos horas sin parar!

¿Tienes alguna anécdota o historia sobre su nueva locación, enfrente de la casa Luis Barragán? ¿O historias que te hayan contado sobre la casa Luis Barragán?
Tanto como "anécdotas", no. Pero seguramente en la exposición de Terence Gower en septiembre habrá muchas. La exposición tendrá que ver con una investigación que Terence está haciendo acerca de la historia de la casa como espacio.

En cuanto a su relación con la Casa Barragán, siempre recordé con algo de nostalgia la experiencia de la exposición El aire es azul que curó Hans Ulrich Obrist en 2002. Eso me hizo sentir muy cómoda con la idea de mudarme ahí. Conocía bien el barrio, ya que en ese tiempo ayudé a una amiga, que participó en la exposición como artista, a materializar su pieza. Pasamos mucho tiempo caminando por las calles, comparando por ejemplo la atmósfera que se generaba en los días entre semana y fines de semana. Así que conocía el potencial de ésta calle cerrada, rodeada de casas pintadas de colores. 

¿Dudaste antes de mudarse? ¿Por qué escogiste ese lugar en vez de otros? ¿Qué opciones exploraste?
No lo dudé ni un segundo. Toparte con la oportunidad de estar a unos metros de la Meca de la arquitectura mexicana, en un espacio precioso y con las condiciones adecuadas, es algo que no se debe dejar pasar. Al mismo tiempo se estaba organizando el Archivo de Arquitectura y Diseño en el espacio frente a LABOR y logramos sincronizarnos metiéndole muchas ganas para inaugurar al mismo tiempo. Se generó realmente una energía increíble la noche de la apertura, y como propuestas culturales, junto a la Casa Barragán, nos complementamos muy bien. Esa noche también se unió una propuesta independiente de curaduría que se llama de Sitio. Fue realmente muy especial.

¿Afecta de algún modo el cambio a Labor?
Pues claro, ¡para bien! Tener un jardín tan hermoso te da la posibilidad de añadir a tu programa muchas otras actividades, además de las que ya veníamos haciendo.

¿Qué planes tienes para la galería en el resto del año?
Después de la exposición inaugural de Pedro Reyes, haremos una colectiva curada por Vincent Normand, seguida de una individual de Terence Gower, que es un nuevo artista de la galería y cuya exposición va a explorar la historia del edificio, que como sabes, era la casa del arquitecto Enrique del Moral. Finalizamos el año con una individual de Etienne Chambaud. 

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