Patrick Charpenel
Foto: Alejandra Carbajal

Entrevista sobre Calder: derechos de la danza

Platicamos con Patrick Charpenel sobre la exposición que se exhibe en el Museo Jumex

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¿Por qué es importante mostrar a Alexander Calder en el DF?
Estamos abriendo una brecha en la investigación de un artista moderno que revolucionó la escultura como pocos lo han hecho. Llevó la experimentación muy lejos y lo que hizo se sigue practicando en el mundo de la escultura.

El artista cambió los paradigmas escultóricos.
Sus esculturas son dibujos y viceversa. Él inventó una especie de trazo tridimensional con alambre. Se hacen exposiciones sobre él todo el tiempo, pero lo importante en este caso es que generamos una investigación nueva de la relación que Calder tuvo con México. Fue un lazo muy fuerte, del que no se conocía nada. En los sesenta fue a través de Mathias Goeritz, pero también tenía amistad con Rufino Tamayo. Aunque el gran heredero de Calder en México fue Germán Cueto.

¿Cuáles fueron los hallazgos de esta investigación?
En la primera visita que hice a la Fundación Calder, revisé la correspondencia que existía entre él y Goeritz. Hay cientos de cartas. El arquitecto mexicano le hacía la producción y cobraba una comisión, según lo que leí. Se consultó el archivo de Goeritz y muchos más. Destaca el Archivo Pedro Ramírez Vázquez, el de la Ruta de la Amistad y la comisión del Sol Rojo, que es la escultura más grande que Calder hizo.

El año pasado se presentó una exposición de Calder en el museo LACMA en Los Ángeles, y la instalación fue del arquitecto Frank Gehry, ¿cómo se diseñó aquí?
Se invitó a la arquitecta Tatiana Bilbao, talento mexicano. Se le presentaron opciones al curador, Alexander S. C. Rower (nieto de Calder), y él la eligió. Hubo tanta química, que la invitó para los futuros proyectos de la Fundación Calder en otros países.

¿Crees que haya un fenómeno de selfies, a la Yayoi Kusama?
La selfie es un fenómeno nuevo impresionante, está marcando el comportamiento de los públicos. Vamos a tener que negociar con la fundación porque, por cuestiones de derechos de autor, no está permitido tomarle fotos a todas las piezas.

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