Manifiesto

Oscuro, en varios sentidos de la palabra, es lo que viene a la mente al recorrer las cinco piezas de Ernesto Bautista (El Salvador, 1987) instaladas en el antiguo Templo de Santa Teresa la Antigua. Es sombrío de forma literal, pues se utiliza la ausencia de luz y de color para crear un tipo de atmósferas y reforzar ciertos temas, como la destrucción, el olvido y la muerte.

En Oratorio, creada ex profeso para el recinto, se entra a un contenedor de madera donde se camina por un largo pasillo en oscuridad hasta llegar a un reclinatorio iluminado. Con la instalación se busca dialogar con el espectador a partir de varias sensaciones y confrontarlo al final con lo que piense o sienta respecto a la fe.

Materiales de tono oscuro como huesos, tierra y cenizas están presentes en las otras piezas como Imaginario y Diálogos (un comedor incinerado). La única luz está presente en la proyección del video Habeas corpus, de huesos en llamas; en la que el fuego es un purificador. Hay una obra que no entra del todo en la línea de la exposición y es Constelaciones menores, dibujos de constelaciones a partir de impactos de bala.

Es interesante ver cómo algunas obras de arte contemporáneo ocupan espacios históricos y más aquellos que fueron templos religiosos. Esta propuesta, sin embargo, no será la más memorable.