Los curadores afirman que el placer de esta muestra está en conocer la faceta de un pintor alejado de la corriente revolucionaria, hecho que condenó a Rubén Herrera al olvido pero que a su vez lo impulsó a trabajar en su técnica hasta el día de su muerte.
A pesar de que en su tiempo fue un desconocido, hoy el zacatecano cobra importancia con 69 obras en el Museo Nacional de Arte. Algunos de sus trabajos están realizados en óleo, carbón y acuarelas con los que hizo retratos, bodegones y bocetos de gran formato.