Al igual que muchos lugares de la Ciudad de México, El Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas está a la vista de todos pero pocos conocen el rico contenido histórico con el que cuenta. Este colegio, museo y archivo histórico es una de las paradas que debes visitar si disfrutas el arte sacro.
El colegio de las Vizcaínas fue impulsado por tres vascos: Francisco de Echeveste, Manuel de Aldaco y Ambrosio de Meave (como el de la plaza), quienes pertenecieron al consulado de México en 1752. Fue inaugurado en el siglo XVIII en un edificio barroco, construido por el arquitecto José Miguel de Rivera Saravia. Actualmente el recinto se sostiene por las colegiaturas y donaciones. Un dato curioso es que el colegio no ha cerrado desde que abrió.
Todos los miércoles a las 12pm cuentan con una visita guiada por sus patios y salones. El museo se encuentra en la antigua casa de los Capellanes la cual tiene una gran colección de pinturas al óleo y en ocasiones es prestada a otros museos, incluso ha viajado a New York. Algunas de estas obras son de Cristóbal Villalpando, considerado uno de los mejores pintores de la Nueva España, quien hizo varios frescos en la catedral de Puebla.
Una de las salas cuenta con escritorios de la nueva España y un biombo con pinturas de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego. Además de las esculturas sacras de madera, marfil y caña terminados en distintas técnicas. Cuenta con varios objetos de enfermería como sillas de ruedas, camillas y hasta un estante con varios químicos que se usaban en aquella época.
Este edificio, que está ubicado en toda una manzana, cuenta con 12 patios, pero no todos pueden ser visitados ya que varios son ocupados por los estudiantes y por seguridad no se permite el acceso. El patio principal, el de los azulejos, el de los capellanes, los arcos y los cedros se rentan para eventos.
Además cuentan con un archivo histórico con música y fotografías sobre las cofradías y congregaciones, éste se encuentra abierto al público y se puede visitar con cita previa.
