James Oles
Foto: Cortesía Museo Tamayo Arte Contemporáneo

Entrevista con James Oles

Platicamos con el especialista en arte sobre su labor como curador de la muestra Superposiciones del Museo Tamayo

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James Oles es profesor y especialista en arte latinoamericano. Su labor como curador en la exposición Superposiciones del Museo Tamayo consistió en mostrar el trabajo de artistas latinoamericanos de las décadas de los treinta y hasta los setenta. Seleccionó piezas de las colecciones de Rufino y Olga Tamayo, del Museo de Arte Moderno y de FEMSA. Nos platicó más sobre su trabajo en la muestra.

Superposiciones
es un ejercicio de curaduría muy particular, diferente a lo que vemos.

De eso se trataba, de ver el arte latinoamericano desde otro ángulo, no tan limpio como suelen ser las exposiciones, digamos, que se centran en algo como arte abstracto o surrealismo.

¿Cómo definiste los criterios para armar esta exposición?
Lo que hice fue que, a partir de la colección de arte latinoamericano moderno de Tamayo traté de entender mejor cuál fue el gusto del pintor oaxaqueño y de Olga. También poner a dialogar esa colección con otras colecciones nacionales, en particular con la del Museo de Arte Moderno, que fue hecha por Fernando Gamboa con donaciones de artistas que expusieron su obra en el museo, y la colección FEMSA, aunque gran parte de ésta viene de una norteamericana ya formada en los setenta que ellos compraron en su totalidad. También con la colección de Pérez Simón.

La idea era ver cuáles fueron los artistas más representados en esas colecciones. Lo que yo quería era entender mejor las obras de la colección Tamayo y también jugar con la idea de que el arte latinoamericano es una categoría un poquito arbitraria, porque tienes todos los estilos y todas las perspectivas posibles.

Latinoamérica no es un estilo, no es una manera de vivir, no es una manera de ver el mundo; es una categoría arbitraria que nos ayuda a los curadores porque hay demasiado, no puedes tener conocimiento de todo, entonces debes aplicar técnicas para reducir lo que tienes que leer, estudiar y conocer.

La exposición no refleja mis gustos, sino los gustos compartidos de estos coleccionistas.

Al final, dio un resultado muy ecl
éctico, ¿no?
Muy ecléctico. Es una exposición de la que nadie saldrá sin que le guste algo. Hay tanta variedad, desde abstracción geométrica hasta hiperrealismo; y desde surrealismo hasta construcciones en madera, etc. Hay mucha pintura porque, eso sí, en los años setenta era lo que más se vendía y se promovía. Y a Tamayo, siendo pintor, le interesaba mucho. Pero hay obras cinéticas y escultura también.

¿Es una muestra que va a tener gran impacto en el público?

Este verano en México hay tres exposiciones muy complementarias, la de Vicente Rojo, en el MUAC; la de Goeritz en el Palacio de Cultura Banamex, y esta exposición en el Tamayo. Hay mucha superposición entre estas muestras en cuanto a tipo de obra. Es un momento donde el arte histórico tiene mucha representación. Si alguien va a ver esas tres exposiciones, va a tener una muy buena idea. Es como un minicurso.

Se ve la obra de 12 artistas latinoamericanos que quizá no son los más conocidos.

Así es, traté de entender cuáles fueron los momentos de gusto compartido entre esos cuatro coleccionistas muy distintos. Muchos de los artistas de la exposición son los que han tenido más presencia para los coleccionistas y, en cambio, otros artistas, que son muy promovidos o muy famosos, como puede ser Carlos Cruz-Diez o  si pensamos en Botero, pero no tenían tanta obra en las colecciones. Yo buscaba conjuntos de mínimo cuatro obras. Algo que quiero resaltar es que obviamente México es Latinoamérica, pero si hubiera incluido artistas mexicanos o incluso artistas como Carlos Mérida que hicieron sus carreras en México, ellos hubieran dominado todo. ¡Hubiera sido una exposición de Tamayo y Carlos Mérida! Y ese no era el chiste, sino ver cuáles artistas modernos latinoamericanos tenían más presencia en México, más allá de los mexicanos o los que habían vivido aquí.

¿Te sorprendió descubrir que había esa cantidad de obras de algún artista en particular en las colecciones?

No fue sorpresa pero es un hallazgo para mí como curador tener cinco pinturas de Joaquín Torres García de tan alta calidad. Eso no se ha visto en México en muchos años. También hay muchas obras buenas de Wilfredo Lam y Roberto Matta, los grandes maestros. Hay un artista brasileño que se llama Arcangelo Ianelli, de pinturas abstractas geométricas muy refinadas, yo conocía su obra pero yo no sabía que había tanta, resultó sorprendente que hubiera tanta obra de él en estas colecciones, pero luego descubrí que en muchos casos esos artistas habían tenido exposiciones en el MAM o eran amigos de Gamboa.

Al ver esta exposición, estás viendo como 12 pequeñas exposiciones, ¿no?

Yo quería hacer algo donde el público tuviera una idea de la absoluta diversidad conceptual y visual del arte latinoamericano de la época de los treinta hasta los setenta. También a manera de entender a 12 artistas más a fondo, tener las obras en conjunto para entender qué es una obra de Torres García o qué es una obra de Ianelli. Es una exposición rara, porque sí son como 12 miniexposiciones y la lista de obra se generó a partir de la pregunta curatorial: ¿cuáles artistas tienen por lo menos cuatro obras en por lo menos dos colecciones?

Es m
ás un ejercicio de experimentación.
Sí, es experimental, que es lo que más me gusta hacer. Si hubiera hecho una exposición de "lo mejor del arte latinoamericano", para mí la selección no sería igual a la que haría otra persona. Los curadores muchas veces imponen su gusto y yo quería buscar una manera de tratar de poner en primer lugar el gusto de los coleccionistas.

En tu opinión, ¿dialogan las obras entre ellas?

En muchos casos sí. Un ejemplo, entras a la expo y ves ese conjunto de obras maestras de Torres García y al lado hay obras de un argentino, Marcelo Bonevardi, que hizo su carrera básicamente en Nueva York y no conoció a Torres García, pero sí conoció a sus alumnos y fue muy influenciado por ellos. Entonces hay un diálogo entre ellos dos muy elegante. O entre Jesús Rafael Soto y Julio Le Parc, que son dos cinéticos; o entre Lam y Matta, dos surrealistas. Pero también la exposición tiene choques. No feos, pero choques no esperados, donde pongo en diálogo a artistas por mis gustos estéticos o por leves referencias sutiles, conceptuales o históricas, donde no hay un diálogo directo pero es una manera un poco más lúdica. Esta es una exposición que abre diálogo, no tiene una narrativa, puedes ir en cualquier orden. Puedes verlo como un tipo de miniseminario sobre arte latinoamericano, o simplemente gozar de algunas obras maestras. Hay muchas maneras de acercarse a la exposición.

Superposiciones. Museo Tamayo Arte Contemporáneo. Reforma 51, Bosque de Chapultepec. 5286 6519. Metro Chapultepec. Mar-dom 10am-6pm. Hasta el 20 de septiembre.

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