Cato Alexander (CERRADO)

La historia que inspiró la creación de este bar es la de un matrimonio formado por dos esclavos negros de Nueva Orleans, Cato Alexander y Eliza, quienes consiguieron comprar su libertad con sus talentos naturales para la cocina y la mixología. Se cuenta que una vez que llegaron a Nueva York, cambiaron la historia de las noches de la ciudad a base de platillos y cocteles.

En Cato Alexander, el bar que se encuentra sobre el restaurante Hotel Deliza, se pueden apreciar las evocaciones a esta historia. Está en una casona de la Roma que data de 1917, cuyos materiales originales no fueron modificados durante su restauración. El espíritu de Nueva Orleans –quien haya caminado por Bourbon Street no podrá negarlo– se nota en sus paredes con ladrillos descubiertos y en la media luz que apenas alumbra los muebles de madera al estilo bayou.

El sazerac –el trago más representativo de Nueva Orleans–, con su potente mezcla de coñac y whisky de centeno, absenta, bitters y azúcar, no está en la carta, pero se puede solicitar y su ejecución es bastante buena.

Por otro lado, siguiendo la tendencia del momento, tienen una carta de gin tonics que por fortuna están muy bien pensados. El keylor, hecho con London No. 1, semilla de cilantro y toronja, es lo mejor que te puede pasar en un día de calor y lluvia. También hay, siguiendo otra moda, buenas opciones de cervezas artesanales que se llevan bien con la comida que puedes pedir para acompañar.

Los ñoquis de requesón son maravillosos y los frittelles de coliflor con mozzarella y parmesano resultan una gran botana.

El único reproche que puedo hacer es la atención al momento de pagar la cuenta. Sucede que los alimentos y las bebidas deben pagarse en distintas cajas; mientras en una la tarjeta pasa sin problema, en la otra no. En lugar de buscar una solución, se enojan y son prepotentes. Esto es, claro, un caso particular, pero hay que mencionarlo como su “área de oportunidad”.