Titanes del Pacífico

Guillermo del Toro está de regreso

Este mes se estrena la cinta más ambiciosa en su carrera Titanes del Pacífico

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Viajamos a Canadá a entrevistar al director mexicano Guillermo del Toro y nos platicó sobre los orígenes de la historia que se remontan a su infancia permeada por la cultura pop japonesa y el sentido bélico de Titanes del Pacífico, su más reciente película.

¿Qué tanta influencia hay del cine y la cultura japonesa?
Muchísima. Cuando era un niño, en México de los sesenta y setenta, estábamos invadidos por el anime, los kaijus y horror japonés. Veía Gamera, Señorita Cometa y Astroboy. Al final del día, sólo puedo recordar mi infancia como una mezcla entre luchadores y anime. Lo que quise hacer con esta película es regresar a esa época y revisitar este material.

¿Entonces es una especie de homenaje a la nostalgia?
No lo llamaría así, es más bien algo que tengo en mis entrañas como creador, una manera de interpretar algo que es parte de mi vida. Estoy reflejando en la pantalla las cosas que amo, pero que quede en claro que no es Ultraman.

¿Cómo fue el origen de los robots de la película?
Ya para cerrar el tema de añoranza, cuando era niño amaba dibujar las partes interiores de un robot. Siempre decía "aquí quiero dormir", "aquí van mis escaleras y elevador". Quise que este espíritu se reflejara en los jaegers de la película: una mezcla entre fantasía y realidad.

¿Qué nos puedes decir sobre los kaijus?
Para crearlos me basé en la tradición de estos monstruos, la cual dicta que deben tener ciertos orígenes: reptil, insecto, crustáceo, cefalópodo. Entonces, tomando en cuenta esto, cada uno tiene características especiales que ayudaron a planear las batallas en diferentes ambientes. Cada una de estas escenas será única y espectacular.

La película está ambientada en el Pacífico, ¿habrá escenas en algún país latinoamericano?
La cinta tiene como protagonistas a ciertos puertos del mundo, como Veracruz y Hong Kong. Tuve la idea de destruir la Ciudad en México, pero era un poco ambivalente. Lo interesante es que, en efecto, un país latinoamericano se involucra en esta lucha y lanza un jaeger, Perú.

Tus películas tienen una crítica hacia el autoritarismo, ¿en esta ocasión sigue por el mismo rumbo o se acerca más a una película de la Segunda Guerra Mundial?
Una de las cosas que pretendí desde que tomé el puesto de director de Titanes del Pacífico, fue dejar en claro que no es una película de guerra sino sobre las personas de la resistencia, aquellas que utilizan hasta el último recurso para sobrevivir; además, no hay rangos militares, capitán, sargento o uno de esos títulos del viejo oeste. Lo que pretende es algo completamente diferente, quiero que sea una cinta inolvidable de aventuras, donde no hubiera héroes anglosajones ni países rivales.

Hay quienes creen que tus películas con menos presupuesto son las mejores, ¿cómo conservar esta integridad y calidad que te ha caracterizado con un gran presupuesto?
Para mí, las mejores son El espinazo del diablo, El laberinto del fauno y Hellboy, esta última es una película "grande". No hago distinciones, a todas les dedico el mismo estilo y ritmo de trabajo creativo. Trato de crear universos visuales únicos y que tengan una parte de mí. Aunque no lo creas, hasta Mimic es un trabajo personal.

¿Por qué elegiste dirigir esta película entre todas las opciones que tenías en tu portafolio de proyectos?
Con los años he aprendido que si no tienes tres o cuatro cosas maquilando al mismo tiempo, no haces nada. Un fin de semana estaba planeando Mountains of Madness, de pronto se cayó el proyecto. Ese mismo lunes, decidí dirigir Titanes del Pacífico, porque creí que era el adecuado para el trabajo.

¿Cómo logras tener tiempo para estar involucrado en tantas películas y ahora series de televisión?
Es una necesidad, quiero que todas las historias que tengo en mi cabeza se vuelvan películas. El día en que muera, estoy seguro de que habrán 20 cintas que nunca vieron la luz. Me gustaría dirigir cada año.

¿Harías cualquier tipo de películas?
No me puedo ver haciendo una película normal. No me emociona. Nunca haría una comedia romántica. Las películas que hago son hiperreales: la luz, el lenguaje y el color van de la mano de la historia. Si lo intentara en otro género no sería orgánico. No sería mi estilo.

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