Sangre de mi sangre

Madre sólo hay una y su figura, ausente o presente, puede transformar o trastornar a sus descendientes, porque no todas las mamás responden a la imagen de ternura y protección que comúnmente vemos.

Como ejemplo hay muchos casos reales y, sobre todo, las ficciones que produce el séptimo arte. Para muestra basta la selección de películas que exhibirá el Cineclub Condesa durante mayo y el primer lunes de junio:

Anticristo (Lars von Trier, 2009). Una pareja tiene relaciones sexuales mientras su hijo salta por la ventana. La culpa invade a la mujer y, para ayudarla a salir de la depresión, su esposo (psicólogo de profesión) decide llevarla a una cabaña en el bosque, donde habían pasado el último verano con el niño. La naturaleza y ella empiezan a comportarse de un modo extraño.

Tenemos que hablar de Kevin (Lynne Ramsay, 2011). Cuando da a luz a Kevin, Eva deja a un lado sus ambiciones y su carrera profesional. Al cumplir 15 años, su hijo hace algo irracional e imperdonable ante los ojos de toda la comunidad. Eva lucha contra el dolor y se pregunta si alguna vez realmente amó a su hijo.

La pianista (Michael Haneke, 2001). Erika Kohut es profesora de piano en un conservatorio de Viena. Vive con su madre y lleva una relación amor-odio con ella. Debajo de toda la disciplina y rigor con los que viven, Erika tiene comportamientos sexuales de tendencia masoquista.

Recuerda que tanto las funciones como las palomitas son gratis.