El aroma a pan horneado es una excelente bienvenida. El ambiente huele a conchas, panes de plátano, scones, pasteles de zanahoria, tartas de manzana o pera y panqués de naranja, los cuales pueden llegar a distraerte de los productos estrella de la casa: los cakeballs. Se tratan de pequeñas esferas, tipo trufas, hechas con masa de pastel de diferentes sabores y envueltas en un manto de chocolate. Los sabores de los rellenos van cambiando de acuerdo a la estación, por lo que vale la pena darse una vuelta con frecuencia para deleitarse con las exóticas creaciones de la chef Patricia Ulibarri.
También ofrecen, bajo el nombre de La mamá de los pollitos, barras de chocolate en coloridas envolturas y con deliciosas combinaciones, como piloncillo con almendras, sal de mar, chile o gaznate (trozitos de gaznate sobre chocolate semiamargo).
El local alberga un pequeño restaurante, donde se ofrecen desayunos (vale la pena llega tempranito para alcanzar lugar en la terraza) y un aula donde se ofrecen talleres de agricultura para niños, adolescentes y adultos. En otras palabras, se trata de un espacio para los amantes del chocolate y del buen comer.