1. Carmín Tropical (Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co)
    Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co
  2. Rigoberto Perezcano (Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co)
    Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co
  3. Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co
    Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co
  4. Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co
    Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co
  5. Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co
    Foto: Cortesía iQ Icunacury Acosta & Co

Carmín Tropical: Entrevista con Rigoberto Perezcano

Platicamos con el director que se sumergió en la identidad del muxe

Gil Camargo
Escrito por
Gil Camargo
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Carmín Tropical es un híbrido entre el documen­tal y la novela negra que muestra un pequeño poblado llamado Juchitán.

De raíces zapotecas, esta comunidad se encuentra al sureste de Oaxaca. Es famosa por su clima caluroso, sus grandes “velas” (fiestas) y por ser la única región del país que reconoce socialmente un tercer género: los muxes, hombres travestidos.

Carmín Tropical cuenta la historia de Mabel, un muxe que huye de Juchitán y regresa para investigar el asesinato de Daniela, su mejor amiga. Esto la involucra en el caso y la obliga a revivir los motivos por los cua­les escapó de la comunidad.

Rigoberto Perezcano, director y guionista del filme, cuenta que el proceso fílmico, desde tener la idea, desarrollarla y hacerla realidad, le llevó 10 años.

¿Qué fue lo más difícil de la realización de la película?
Hacer un balance entre el do­cumental, la ficción y el género negro. La película comienza como un documental, sigue como ficción y termina como un thriller. Eso es complicadí­simo. Fue una de las metas más complicadas, sobre todo el desarrollo. Independientemente de si la película es buena o mala, no hay referencia de una película así.

¿Cuál fue tu primer acerca­miento con Juchitán y los muxes?
Estaba de viaje y se descompuso la camioneta en la que iba. Por azares del destino llegué a Juchitán, ahí me invitaron a una vela que parecía un paraíso travesti de 300 personas. Me llamó la atención y por muchos años regresé a esta celebración muxe. Yo quería tocar ese tema sin hacer un documental, porque ya había muchos. Quería dar a conocer la tolerancia de este pueblo hacia los travestis. No quería hacer una película de corte gay, sino algo en lo que pudiéramos vernos todos reflejados. Fui muchos años, escribí e investigué hasta que terminé el guión.

¿Qué fue lo que más te sorpren­dió sobre los muxes?
Al ser mexicano, no te educan para tolerar la homosexualidad o el travestismo. Sin embargo, mis padres sí lo hicieron. A mucha gente le cuesta trabajo entender que existe una comunidad en México que se llama Juchitán y que tiene esa tolerancia hacia la gente que se traviste. Eso fue lo que me sorprendió.

¿En qué momento te diste cuenta que no sería una pelícu­la de travestis?
A mí no me interesa si Mabel es hombre, mujer o un travesti. Me interesa verme reflejado en ella como ser humano. Eso es lo importante de la película. Mucha gente tiene un rechazo hacia la homosexualidad. Mi intención era decir: "mira, este personaje es tan poderoso como tú, como ser humano".

¿Qué tan difícil fue transmitir la esencia del personaje muxe, Mabel, al actor José Pecina?
Un fin de semana, antes de empezar el rodaje, Amaranta Gómez, activista muxe, me pidió llevar a José Pecina a Juchitán para enseñarle lugares, tradiciones y costumbres específicas, con la condición de que fuera solo. Esto le ayudó a profundizar en esa cultura. El siguiente lunes, que fue la primera toma, llegó totalmente transformado, no sé qué hicieron, pero lo convirtieron en un verdadero muxe. Fue como un acto de magia. Eso siempre lo voy a recordar. Estoy muy agradecido con la comunidad muxe porque lo adoptó, lo transformó y lo llevó a otro nivel.

Al grabar en locaciones origina­les, ¿qué beneficios o dificulta­des tuviste?
Los beneficios se ven en los paisajes, palmeras, mares, ríos. Todo eso hace que veas que Juchitán es un paraíso, aunque tiene complicaciones como el calor tremendo y el viento inhóspito. Eso nos causó muchos conflictos. Pero me siento orgulloso de ser el primero en grabar una película ahí.

¿Qué tan fácil fue construir los personajes a partir de tu expe­riencia en Juchitán?
Fue medianamente fácil; sin embargo, cuando escribo, me gusta que haya una cierta dificultad en la creación de los personajes. Encontrar en Modesto y Mabel ciertos rasgos humanos fue complicado.

¿Crees que Carmín Tropical es una película de denuncia?
Claro, es una forma de exhibir lo que está pasando, no sólo en la comunidad muxe o travesti, sino al respecto de crímenes de odio. Nosotros levantamos la mano por uno de los miles de problemas que tiene este país y eso me interesa. Es una manera de decir: “¡Hagamos algo!". No sólo por los muxes, sino por todos los asesinatos en el país.

¿Ya mostraste la película en Juchitán?
No. Espero que en noviembre, en la festividad muxe, pueda hacer una proyección especial para que ellos la vean.

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