Erick Meyenberg

Un Dr. Atl contemporáneo (Ciudad de México, 1980)

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Meyenberg quería ser rockero... bueno, no exactamente, pero sí quería dedicarse a la música. Su pasión y su frustración por no poder lograr este sueño, lo llevaron a explorar los experimentos sonoros de los sesenta, que más tarde estudiaría y combinaría con sus otras pasiones por la biología, la química y las matemáticas.

Si parecen disciplinas inconexas, Meyenberg encontró su punto de fusión. Tan sólo basta conocer el trabajo que hizo en Escocia, cuando se convirtió en el primer artista mexicano en recibir la beca de residencia que otorga la destilería de whisky Glenfiddich. Ahí desarrolló Black Spirit Valley of the Deer, un proyecto en el que analizó la destilación como un proceso de la revolución industrial y la naturaleza.

Erick observó cómo el paisaje se transformaba debido al hongo negro que surge en la producción del alcohol y cómo éste "manchaba" los árboles. Erick no tiene ni cuatro décadas y su trabajo ya ha viajado a Alemania, España, Austria, Japón, India, Reino Unido, Canadá, Escocia y Estados Unidos.

La UNAM lo formó en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Luego, la misma institución lo invitó a exhibir su obra [hidden words], como parte de la muestra que inauguró el Museo Universitario de Arte Contemporáneo.

Recientemente, el Museo Universitario del Chopo alojó su exposición El regreso del dinosaurio, una metáfora arquitectónica de lo arcaico que es el regreso del PRI.

Está trabajando sobre un proyecto colectivo acerca del racismo (que expondrá en octubre, en el MUAC). Fue electo como parte del grupo de artistas que trabajarán en InSITE, un reto curatorial de prácticas artísticas en espacios públicos, que surgió en Tijuana y San Diego. Esta iniciativa, dirigida por Michael Krischman, ahora se desarrollará en Santa María la Ribera. El proyecto de Erick se enfoca en una banda de guerra conformada por adolescentes de la escuela aledaña a su taller.

"Es un proyecto de coparticipación con vecinos de la colonia. Trabajo con la gente en un proceso largo que se presenta a finales de este año", comenta Meyenberg.

Erick se declara pepenador oficial de objetos abandonados. Su taller, en uno de los primeros edificios de la Santa Maríala Ribera, sirve para guardar cosas recuperadas que luego dota de valor. "Me encanta encontrar objetos que están intervenidos por el tiempo y el uso, aunque me reprimo para no pepenar todo. Anoto en mi cuaderno cómo era tal cosa y dónde la encontré. Guardo objetos que me parecen escultóricamente interesantes", comenta.

Aunque consiguió este espacio por casualidad en 2012, pareciera que el lugar lo encontró a él. Luego de mudarse aquí para trabajar, llegó la posibilidad de exponer su obra en el Museo Universitario del Chopo, a escasas cuadras de su estudio.

Ahora, trabaja sobre otro proyecto de corte binacional, en el que la colonia será la protagonista. "La Santa María es de los pocos barrios que conserva una dinámica original, apesar de que está en boga. Mi taller es un espacio clave. Hay una disposición psicológica afectiva del espacio de trabajo. Es una especie de santuario con todo y rituales", dice Erick.

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