Obra de teatro para bebés
Iustración: Cortesía de la producción

Entrevista con Antonio Zacruz

Platicamos con el gestor y gerente de operaciones de la Compañía Seña y Verbo sobre la obra de teatro para bebés Mis manitas hablan

Anaid Ramírez
Escrito por
Anaid Ramírez
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Desde hace 24 años, la compañía Seña y verbo se ha dedicado a promover la lengua y cultura de las personas sordas a través de montajes para adultos y también teatro para niños, como el espectáculo Mis manitas hablan, que tiene una corta temporada en el Foro 37.

Sobre esta nueva propuesta de teatro para bebés platicamos con Antonio Zacruz, gerente de operaciones de la compañía.

¿Cómo surge la idea de hacer una obra de teatro para bebés y con estas características?
Una de nuestras obras más famosas, o al menos de las que al público más les ha gustado, es Uga (2009) y está enfocada para niños. Es una obra que  ya tiene tiempo de que se estrenó y nosotros queríamos hacer una nueva puesta en escena, así que empezamos a investigar qué podíamos hacer. Pensamos que hacer un trabajo para bebés sería una opción porque no hay mucha oferta para niños de esta edad.

Además de que nos llenamos de información y bibliografía, tomamos un taller con Teatro al Vacío y llegamos a la conclusión de que los bebés tienen un lenguaje de señas que aprenden desde muy chiquitos, incluso antes de aprender usar la voz. Entonces empezamos a hacer experimentos con varias historias y objetos, y poco a poco surgió Mis manitas hablan. A los niños les ha encantado, ha habido público desde los cinco meses hasta los seis años, cuando los pequeños crecen, sus intereses son otros.

¿Qué reto les implicó construir algo atractivo para los bebés con lenguaje de señas?
La obra de teatro tiene más bien clasificadores que lengua de señas. Trabajamos la expresión corporal, como los gestos y las mano, y los combinamos con movimientos muy repetitivos y música. Por ejemplo, les enseñamos tres etapas para decir que sí. Con la cabeza, con el dedo índice y luego con la seña del lenguaje de señas. Todo se va repitiendo para que los niños lo vean y los imiten, los invitamos a que lo hagan. Además, al final tenemos una dinámica para que los niños suban al escenario a jugar con nosotros y los objetos que tenemos en escena: un borreguito, una vaquita…

¿Cómo integran la música al espectáculo?
Es música más didáctica, con un ritmo tranquilo. La composición corrió a cargo de Ricardo Lomnitz, con quien ya habíamos trabajado en Gato vagabundo (otro de nuestros montajes), y lo elegimos por su experiencia y porque su música es muy didáctica, con sonidos muy sencillos, repetitivos, y suaves, que permiten mantener la atención e invita a la relajación.

¿De qué elementos visuales se apoyan para mantener la atención de los bebés?
De un vestuario muy colorido, con tonos muy llamativos y los actores aprovechan el espacio escénico en toda la función, interactúan con los niños y empiezan a jugar. Además, tenemos objetos de utilería muy vistosos, como un borreguito muy pachón que dan ganas de abrazarlo. Contamos tres historias y cada una tiene su propia distinción; por ejemplo, una de ellas tiene como gotitas o costalitos con caritas, lo que sucede con ellas es que representan al bebé y sus emociones, cada una es de un color diferente y los actores invitan a interactuar de acuerdo al estado de ánimo, si está feliz invitan a aplaudir. Jugamos mucho con los colores, la textura, la música.

Mis manitas hablan es un montaje de 25 minutos y que deja otros 10 para el juego directo con los actores, los bebés y los propios padres. “La obra no es para que vayas a dejar a tu niño, sino para que aprendan juntos, y que los papás lo vean como una nueva forma de comunicarse con sus bebés”, finalizó Antonio Zacruz.

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