Panteón Español
Foto: Alejandra Villegas

Cuidadores del Panteón Español

Platicamos con los cuidadores de uno de los cementerios más famosos de la CDMX

Escrito por
Enrique Saavedra
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En lo que alguna vez fue la Hacienda El Blanco y el Prieto, hoy en día reposan los restos del expresidente Miguel Alemán Valdés, la compositora María Greever, la actriz Sara García, el comediante Mario Moreno “Cantinflas” y Paco Stanley, entre otras figuras célebres. A decir de don Miguel, uno de los varios encargados del mantenimiento de las tumbas y criptas, en este sitio no hay muchos famosos: “esos están en el Panteón Jardín o en otros”.

De sus 72 años, don Jesús Gutiérrez lleva 20 trabajando en el Español, el cual es el único cementerio de la zona de panteones que está abierto al público y se puede visitar, siempre y cuando se deje en garantía una identificación y la promesa de no tomar fotografías. A don Jesús le corresponde limpiar el cuartel A, una área que según él está compuesta por cerca de mil tumbas, hay 48 cuarteles en este panteón.

Los que están en la parte delantera corresponden a difuntos y familias de la comunidad española que lo inauguró en 1886. Los más recientes albergan lo mismo a españoles que a mexicanos. Actualmente, la Sociedad de Beneficencia Española lo administra y lo mantiene impecable, aunque hay tumbas que, al no pagarse su mantenimiento, no son atendidas por los trabajadores como don Jesús: “Son bonitas las tumbas que uno cuida. Una tumba abandonada es fea y sucia”.

También don Esmeraldo está a cargo de otro de los cuarteles. Él comenta que los fines de semana hay familias que toman su visita al panteón como cualquier paseo: conviven e incluso comen al lado de sus respectivos difuntos.

La mayor afluencia es el Día de las Madres, el Día del Padre y el Día de Muertos. A don Esmeraldo le gustan las tumbas grandes y viejas “porque son de material antiguo y están bien hechas”. Y sí: resulta increíble leer que muchas de las imponentes estructuras datan de principios del siglo XX.

Al pie de la espléndida Capilla de la Inmaculada Concepción, don Jesús y don Esmeraldo comentan que ellos no le temen a los muertos. Don Esmeraldo concluye: “¿Por qué va a tener miedo uno? ¡Hay que tener miedo, pero de los vivos!”.

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