Los favoritos de Sergio González Rodríguez

Un clásico en toda su dimensión. Cantina histórica de la Del Valle y anexas, que tiene una rockola que suscita la envidia de cualquier karaoke. Ofrece botana y algunos platillos para comer cual pretexto para darle en serio al trago y la chela. Remanso de la evocación etílica y la anacronía feliz.

No por estar de moda hay que dejar de valorar el entusiasmo del Biergarten. Pero el entusiasmo trae consigo el caos, lo mismo en los asistentes que en el servicio. La cerveza New Belgium que allí se expende con “responsabilidad ambiental”, evoca el viejo eslogan sobre la “bebida de moderación”. Así que inmoderad@s: ¡Absténganse!

Blanco, joven y orgánico, como buena parte de las asistentes a La Celestina, el mezcal de casa ofrece una expectativa intensa que se complementa con el bienestar a resguardo de las tardes o noches lluviosas. Las mesas de afuera son un balcón deseado al espectáculo de las adolescente amantes del tabaco. De mírame y no me toques.

Sabor popular y atmósfera de mar y playa en el altiplano, aunque sólo sea con decorado costeño en los muros, la Ostionería Mazatlán permite una estancia relajada y alegre con la oferta camaronera y de pescados en compañía de cerveza Pacífico y salsas en cuya vanguardia se ubica la legendaria guaca(maya). ¡Baanda!