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Con este título, los niños conocerán los colores a través del tacto y las sensaciones Los colores son luz. Los colores se ven. Entonces, ¿cómo conoce los colores alguien que no puede verlos? ¿Cómo hace Tomás, un niño ciego, para saber que la mostaza es amarilla o el cielo es azul? De eso trata este excelente libro, ganador del premio Nuevos Horizontes 2007, en la Feria del Libro Infantil de Boloña. Impreso para ser leído de manera visual o táctil, relaciona los colores con sensaciones permitiéndonos ver en la oscuridad. Si eres padre de un niño con discapacidades visuales, te recomendamos este título para descubrir los colores a través del tacto, del olfato, del gusto, del oído y de las emociones. Si tus hijos sí pueden ver los colores, esta historia les permitirá observar al mundo desde otra perspectiva. El libro negro de los coloresMenena CottinIlustraciones de Rosana FaríaEdiciones Tecolote, 2006

En las primeras imágenes vemos a tres hombres sordos contar sus historias sobre el abuso infantil en la Iglesia Católica y nos damos cuenta de lo increíblemente poderoso y hermoso que puede ser el lenguaje de señas. Estos hombres fueron víctimas de Lawrence Murphy, un sacerdote estadounidense que trabajó en una escuela para niños sordos entre 1950 y 1974. Un lobo al que le confiaron el cuidado de los corderos, que abusó sexualmente de más de 200 niños. El caso ha sido ampliamente reportado, pero esta sigue siendo un documental importante y escalofriante: la conspiración del silencio va recorriendo un camino que termina en el Vaticano. La primera denuncia contra el padre Murphy se hizo en 1958, pero las políticas de la iglesia los protegían legítimamente, así que en lugar de entregar a los sacerdotes sospechosos a la policía, se dejó que los niños sufrieran en silencio.Alex Gibney no es el primer director en abordar el mal que hacen los hombres santos, pero puede ser uno de los más ambiciosos. Gibney ha demostrado que se puede hablar de un asunto delicado y sintetizar información de una manera periodística creíble y accesible.

Desde hace siete años, el Museo Nacional de San Carlos inauguró una sala con cuatro obras: Camino a Damasco, Magadalena y los ángeles, La Aguadora y El Cristo de la Piedad. La peculiaridad es que las piezas están hechas en relieve para que la gente débil visual pueda tocarlas y reconocer sus formas. Tienen cédulas hechas en Braile y mapas tridimensionales. Tienen préstamo de sillas de ruedas, bastones, cajón de estacionamiento y acceso a perros guía.

Estos recorridos los organiza la asociación civil Paseos a Ciegas. Se tratan de rutas para que la gente con debilidad visual pueda montar una bicicleta.
Se utilizan bicicletas dobles que conducen personas que conocen el manejo de este bicis tándem y que además, están sensibilizadas sobre esta discapacidad. Salen los domingos de la Glorieta de la Diana de 9am a 1pm.