María Sirena

  • Restaurantes
  • precio 2 de 4
  1. Foto: Alfredo Mora
    Foto: Alfredo Mora
  2. Foto: Alfredo Mora
    Foto: Alfredo Mora
  3. Foto: Alfredo Mora
    Foto: Alfredo Mora
Publicidad

Time Out dice

Apenas salimos del metro Camarones, y ya podemos escuchar ecos de los cuetes que llaman a los fieles a la misa para el santo local. Llegar a Azcapo es sortear charcos infranqueables y dejar nuestra vida al azar para cruzar avenidas en las que circulan chimecos, quienes, si no manejan ebrios, conducen psicotizados por el éxtasis del reggaetón y la banda.

A pesar de que su inauguración fue apenas en enero, el exterior de María Sirena se asemeja a las ruinas de lo que fuera un lindo lugar en la Roma-Condesa. La distribución, las sillas de metal, y una especie de cantina en un rincón, que más bien tiene fines administrativos que del tipo etílico, me dejan una sensación extraña. El aspecto ruinoso se extiende al suelo de mosaico, que parecería estar sucio, pero al inspeccionarlo, sólo se trata de hendiduras.

En la terraza, tapizada con madera y con un toque playero, se puede llevar una conversación tranquila acompañado de una chelada María Sirena, que consiste en pepinos y camarones sobre una clamatada hecha con tu cerveza favorita. Claro, siempre y cuando el rugido del transporte lo permita.

Como un mago, el mesero destapa la cazuela María Sirena, un “jugoso caldo” (así dice la carta) de pescado gratinado con camarones, pulpo, jaiba y trozos de pescado (estos últimos no los encontré por ningún lado). El sabor no es maravilloso y el pulpo aparece hasta el fondo de la olla de peltre en forma de pequeñas hojuelitas, como si hubieran cortado una por una cada ventosa.

Otro platillo sin amor fue el aguachile verde. Primero, me deprimieron los $95 que tendría que pagar por él. Segundo, me pareció que la pequeña y triste porción hacía una analogía perfecta del vacío existencial. Ni siquiera existe el esfuerzo por colocar un par de tiras de aguacate, o mínimo algún adornito.

Lo que sí vale la pena son los chilaquiles de camarones, por su relación calidad-precio. Son ideales para un desayuno, pero no son tan picantes como para librarnos del infierno de la cruda.

La atención es agradable: los encargados del lugar se preocupan por ti, pero imponen la propina.

Como los caminos de la fiesta son siempre misteriosos, hay que apuntar la dirección de este lugar en nuestras agendas por si despertamos con resaca al norte de la ciudad.

Escrito por Emilio Ponce

Detalles

Dirección
Aquiles Serdán 500
Centro de Azcapotzalco
México, DF
02000
Contacto
6637 9552
Transporte
Metro Camarones
Precio
Consumo promedio por persona $200
Horas de apertura
Lun-jue 12-9pm, vie-sáb 10am-11pm, dom 12-8pm
Publicidad
También te puede gustar
También te puede gustar