Amor amor es elmontaje de graduación para la generación 2011-2016 de la Casa del Teatro. Se trata de un texto escrito expresamente para esta configuración de actores por la joven dramaturga Bárbara Perrín Rivemar y bajo la dirección de Hugo Arrevillaga, uno de los directores más prolíficos de la escena mexicana contemporánea. La suma de elementos se antoja como una imperdible y refrescante propuesta teatral.
El público se confronta a sí mismo, mientras la tercera llamada llega. Frente a frente, divididos por el espacio escénico, se miran unos a otros y sus ojos se concentran en la puerta del fondo de la que esperan salga el elenco y arranque la función. Sin embargo, antes de ello, el azar retará a los actores: de una caja de cartón, un integrante del respetable sacará un papel que determinará qué elenco, de los tres existentes, dará la función. Después de los ajustes necesarios, peinado, vestuario o maquillaje, arranca la función.
Con una brutal energía, el elenco asalta al público al tiempo que prologa el origen del montaje. Presentan las inquietudes artísticas por las cuales han decidido abordar este tema y presumen su graduación. Aclarado lo anterior, es momento de encarnar la ficción y las historias amorosas de los personajes, algunos habitantes del pasado, otros del presente y unos más en el futuro.
Si bien, como lo anuncia el reiterado título de la obra, el amor es el tema central, no se deje engañar querido lector: para nada será un montaje edulcorado, romántico o cursi, más bien, es una reflexión un tanto crítica a las relaciones humanas y cómo se construyen ya sea a partir de la idealización, de la atracción física o de la mediación tecnológica.
Durante el desarrollo de la historia, se contrastan las formas del amor en décadas pasadas, en la actualidad y se especula hacia el futuro. Aunque se manifiestan las implicaciones de la tecnología en las relaciones afectivas, se develan problemas como la traición, la mentira y la represión, los cuales traspasan a las generaciones. De esta manera, nos adentramos en los conflictos amorosos de parejas heterosexuales, homosexuales y entre padres e hijos.
La apuesta escénica es minimalista, con recursos escenográficos y de utilería limitados que potencializan las actuaciones en una obra coral que viaja en el tiempo y nos cuenta las historias de forma fragmentada para que sea el espectador quien una las piezas.