El escenario que envuelve a los espectadores es un microuniverso lleno de objetos y mecanismos invisibles que crean una cercanía única con la máquina de la soledad. Dentro de esta nave del tiempo escucharemos los pensamientos y los sentimientos de estos objetos inertes y la intimidad de quien escribe.
Realizar un homenaje a la carta y al correo postal, a esos instrumentos que llevan de un destino a otro nuestros afectos e historias, es el eje dramático de esta obra-instalación. A partir del teatro de objetos, los espectadores hacemos una introspección a la cultura material, a los espacios que definen nuestra intimidad y a la relevancia de la escritura.
Conocerás la historia de una maleta encontrada en el mercado de la Lagunilla, que contiene 600 cartas de amor del siglo XIX, un tesoro en sí mismo. Este artefacto habla de un tiempo definido de la humanidad al marcar un mapa textual de afectos y de una escritura presente que será leída en el futuro. Esta es sólo una de las anécdotas que encontraremos dentro de la máquina de la soledad.
Microscopía y Oligor, son las compañías que emprendieron la documentación de historias de diversas relaciones con la carta: el cartero, la oficina postal, el escritorio, incluso el escritor público en extinción, para encontrar la esencia de los objetos que rodean a esta acción poética.
El escenario se convierte en pocos minutos en un mundo íntimo donde cada mueble y objeto se ensamblan como un Frankenstein de historias; y en él es el espectador quien da vida al corazón.
La mexicana Shaday Larios y el español Jomi Oligor son los creadores de este proyecto documental y escénico que busca nuevos horizontes de la multidisciplina y que se va transformando según sus itinerarios y las personas que encuentra en el camino. La obra recolecta fotos, una bitácora de ideas y videos en un blog (lamaquinadelasoledad.org) que tiene un sabio epígrafe: “El futuro de los museos está dentro de nuestras casas” - Orham Pamuk.