La Pequeña Habitación al Final de la Escalera

Carole Fréchette es una consagrada dramaturga de Montreal, Canadá, cuyas obras se traducen y montan por todo el mundo; en nuestro país, conocimos sus obras gracias a Mauricio García Lozano, director de teatro y ópera mexicano quien tradujo y llevó inolvidablemente a escena dos de sus obras, Las cuatro muertes de María en 1999 y Juan y Beatriz en 2002.  Así que, en esta ocasión, resulta inevitable ver un nuevo montaje de Mauricio con un texto de Fréchette, dramaturga que suele inspirarse en el relato fantástico y en los cuentos de hadas para revisar el universo de las relaciones humanas contemporáneas, sus disfunciones y torpezas al amar.  La pequeña habitación al final de la escalera está basada en un cuento negro de Charles Perrault titulado Barbazul, que se volvió famoso por resultar antiniños debido a su trama sangrienta. En el cuento original, Barbazul es un hombre rico y temible que ha desaparecido a sus esposas. Al tener a una nueva, él promete amarla, pero le prohíbe asomarse a un misterioso cuarto. Pero, como dicen, la curiosidad mata al gato. En esta versión análoga, Enrique (Carlos Corona) es Barbazul y su nueva esposa se llama Gracia (Karina Guidi). Gracia, a pesar de ser una mujer virtuosa, pura y, como su nombre lo indica, desbordante de gracia, no puede resistir la tentación y entra al cuarto. Lo que encuentra no puedo contarlo por dos razones: la primera, porque revelaría el tan bien logrado suspenso en escena; la segunda, porque la interpretación de lo que existe dentro de la habitación es múltiple y compleja. En la intimidad entre espectador y actor que ofrece un espacio teatral como éste, la escenografía de Jorge Ballina enmarca claramente el territorio de ficción con sólo un piso de luz. No se necesita más, pues a través de esta sencilla dinámica escenográfica y de iluminación (diseñada por Víctor Zapatero) comprendemos el dilema de Gracia, imaginamos el gran castillo del marido proveedor, y elevamos el espacio a una metáfora de laberinto mental de la protagonista, donde la invaden voces, miedos y la presencia de personajes como el de su frívola madre Joselyne (Verónica Langer), que la induce al juego del rol de la esposa callada; el de su hermana Ana (Aileen Hurgado), que cela su suerte; o como Jenny, la sirvienta de la casa que desea su posición (Gabriela Pérez Negrete). ¿Qué hay detrás de la puerta de esta habitación? Aquí está el giro al cuento original de Perrault. El misterio que el director logra en escena; el horror en la mirada de la actriz Karina Guidi nos encara con los monstruos y las deformaciones del alma. La belleza y la perfección no existen. La sutil guitarra en vivo de Carlos Larrauri nos acompaña en este viaje. Esta es la treceava obra de la exitosa compañía Teatro del Farfullero. Imperdible.