Dicen que no se puede morir de amor, pero la literatura nos demuestra que tal aseveración puede ser falsa. El poeta Alejandro Joel plasmó en papel la historia de dos amantes psicóticos que cometieron suicidio. Ahora Tren de madrugada se materializó como una puesta en escena dirigida por José Nava.
Ana María Aparicio, Dolores Navarro y Guillermo Henry encarnan a estos personajes en cuya vida prevalece la locura, la depresión y el desasosiego. Frases como “Con una copa y un frasco de tafyles, la soledad viene a morir en mis entrañas”, son testimonios filosos que enmarcan una historia de vida tormentosa e involucran a los asistentes en este drama.
El poema maldito de Joel se distingue por su sonoridad y el énfasis en sentimientos como la pasión desenfrenada y vicios humanos como la obsesión. En los vagones de este tren seremos testigos de las actuaciones de Aparicio, Navarro y Henry, quienes son dominados por el tormentoso espíritu de dos lunáticos enamorados que se enfrentan a un futuro certero: la muerte.