Este recinto de micrófono abierto da gustosamente la bienvenida a quienes se denominen de la generación Timbiriche. La especialidad de la casa es música ochentera y noventera con clásicos designados del rock-pop en español que obligan al público a pararse para agarrar ritmo en los pies, o para simplemente acompañar en los coros.
La entrada te guía hacia un pasillo de ladrillo negro mientras el estruendo musical marca la pauta hacia las mesas lounge que brillan con una iluminación entre morados y rojos. La barra no ofrece algo que exceda tus conocimientos, pero los snacks de dedos de queso o alitas acompañan bien a cualquier bebida que se te antoje.
La mezcolanza de generaciones juveniles (y chavorucos) inundan el escenario ya entrada la madrugada, por lo que el micrófono se torna al unísono de voces alegres y despechadas. Amigas que se bajaron de los tacones y uno que otro desenfunde del saco y corbata se rodean entre brazos bailando desequilibradamente.
Para quienes quieren comenzar temprano, el sports bar del segundo piso prepara hamburguesas y cuenta con cervezas importadas, así te preparas para el resto de la noche. Aprovecha las promociones de lunes y jueves con margaritas al 2x1 y revisa la cambiante cartelera musical en redes sociales o página web. Eso sí, hay un cover de $170-$250.