Alejandro Pintado recrea el paisaje remoto y antiguo de la obra de artistas del siglo XIX -como las del alemán Moritz Rugendas (1802-1858) y los mexicanos José María Velasco (1840-1912) y Eugenio de Landesio (1810-1879)- en carbón sobre lino crudo: volcanes, nubes, matorrales, arbustos y monótonas montañas totalmente estáticas... pero entonces los interviene con lonas, cables tensionados, tuberías, estructuras, escenarios, luces y aparatos electrónicos.
En esta ocasión, y en su papel de artista interdisciplinario, hace una instalación apantallante que consiste en una réplica gigante de "El Valle de México desde el cerro de Santa Isabel" -realizado por José María Velasco en 1887- como si fuera una postal arrugada que quiere seguir vigente, pero que a la vez nos habla de una época ya obsoleta. Este gran bastidor de madera está intervenido por varias estructuras de metal en diferentes colores. Lo más interesante es que la obra se encuentra en el patio central del Museo Nacional de San Carlos, lo que nos habla de un cambio de actitud de esta consagrada institución cultural.