Bajo la dirección de Alexander Bruskin, el Ballet de San Petesburgo monta esta pieza considerada el pináculo del ballet clásico y uno de los textos cumbre de Charles Perrault.
Todos los integrantes de esta compañía son egresados de la Academia Vaganova de Ballet, que cuenta con más de 250 años de existencia. El prestigio de este ballet preserva las coreografías del Teatro Mariinski, base de la danza clásica rusa.
El mismo director artístico de la compañía fue solista de este ballet y discípulo de Alexander Pushkin. La compañía amalgama la coreografía de Marius Petipa y la música de Tchaikovsky.