Es la primera exposición del espacio Machete, un proyecto en la Roma que busca dar difusión al arte.
El hilo conductor es el papel. El material que las artes plásticas usan recurrentemente como soporte aquí se vuelve un personaje ante el juzgado.
Históricamente cumple la función de testigo (en libros de historia, periódicos o copias por triplicado, por ejemplo). Ahora, queda expuesto como cómplice de un crimen.
La exposición, curada por Gustavo Arroniz, cuenta con dibujos, acuarelas, transfers, collages y óleos que demuestran cómo el papel es tan importante como el color o la técnica que se aplica sobre él.
El papel se nos presenta como un territorio inexplorado. Las posibilidades son infinitas. El papel, no domesticado, vuelve a ser salvaje.