El edificio que construyó Manuel Tolsá, considerado una de las joyas arquitectónicas de la corriente neoclásica en el DF, será embajada de la pintura realista con esta exposición.
Sorolla y sus contemporáneos es un panorama de la pintura ibérica del siglo XIX al XX. La obra de Joaquín Sorolla y Bastida es un pilar importante dentro de la historia de la pintura en España, por ser el principal representante del luminismo, corriente artística caracterizada por el manejo del brillo y la iluminación.
Lo primero en deslumbrar es el montaje de la exposición: los cuadros están colocados en contraste con los muros azul rey y la iluminación varía gradualmente para destacar los detalles de luz de cada una de las pinturas.
En las piezas se distinguen paisajes de Valencia, los gestos fugaces y miradas vivas de las personas retratadas, que de no ser por el relieve y las pinceladas del óleo, podrías pensar que son fotografías, como en "Entre naranjos", donde los personajes juguetean en un escenario boscoso. Sonrientes, parece que quieren salir del marco y contagiar el ambiente festivo.
Al entrar a la segunda sala, parecieras inmerso en el sabor del agua salada, pues Sorolla tenía una gran afición por los paisajes acuáticos. Gran parte de las 29 obras están dedicadas a los territorios de Poseidón. "Niña", "Pescador" y "Pescadoras valencianas", las más famosas de su colección.
El pasaje final es especializado en retratos. Los rostros "miran con atención" al público inquisidor que busca el nombre del personaje inmortalizado en la ficha técnica, por ejemplo "Holandesa", de Manuel Benedito Vives.
Trabajos de Ignacio Zuloaga, José Pinazo Martínez, Bartolomé Mongrell y Antonio Gomar acompañan a la obra de Sorolla y complementan el panorama de la pintura española, integrado por 50 obras.