Tanto la danza como la arquitectura se apoderan de los espacios y son disciplinas que apasionan. Estas coincidencias provocaron que Alejandra Robles impulsara ARQDANCE, un proyecto para unir el cuerpo en movimiento con edificios y estructuras urbanas.
Una de sus intervenciones fue en el Memorial a las Víctimas de la Violencia. Esta propuesta arquitectónica, de Julio Gaeta y Luby Springall, se sitúa en medio del Bosque de Chapultepec y se caracteriza por sus enormes paredes de acero y el vacío que producen. “Quedé sorprendida por la potencia del espacio; la verticalidad de las placas de metal me provocó un dolor en el pecho”, afirma Robles, quien estudió arquitectura en el Instituto Politécnico Nacional y desde niña toma clases de ballet y danza contemporánea.
El diseño coreográfico para esta pieza se inspiró en la conceptualización de Gaeta y Springall, así como en algunas vivencias de las víctimas. Alejandra quiere resaltar tres momentos mientras el público recorre todo el espacio: el dolor, la sanación y la fe.
“La idea es percibir sus rampas, escaleras y estructuras. Sentir cómo estos elementos son disueltos por el cuerpo humano”, explica. Con ARQDANCE su intención es “crear arquitectura viva” a través de sus dos pasiones. Uno de sus logros con este proyecto fue la intervención del 2013 en el Museo Soumaya, diseñado por el arquitecto Fernando Romero.
Para la próxima intervención, los bailarines tomarán las instalaciones de la galería Archivo, Diseño y Arquitectura, un espacio que perteneció al arquitecto Fernando Romero y que ahora se dedica a promover el estudio y la apreción de estas disciplinas artísticas.
