El punto de partida de Flota es un juego que se establece con la gravedad, el peso, la caída, la percepción del espacio y el tiempo.
Flota ya ha tenido varias presentaciones y versiones, cada una se ha montado de una manera diferente de acuerdo a las condiciones arquitectónicas del espacio, así es como la obra cae en un nuevo lugar y por lo tanto se transforma buscando ese instante justo y mínimo, suspendido, en el que algo que está cayendo deja de ser lo que es, todavía no es eso en lo que se va a convertir y se pierde o se encuentra entre un punto de vista y otro.
Originaria de Argentina, Bárbara Foulkes vive y trabaja en México desde 2009, donde ha colaborado con proyectos colectivos e independientes como coreógrafa, bailarina, productora y docente. Sus obras más destacadas son Sin Casa y Nueve. Ocho.
Los arneses y las cuerdas han permitido a Foulkes encontrar un punto de partida para explorar la suspensión tanto del cuerpo como del tiempo y el espacio. Así centra su investigación en temas relacionados con el peso de los cuerpos y la arquitectura, además de las relaciones físicas y de percepción que establece en la escena.
El proyecto consiste en una pared de 14 por 4.80 metros que se fragmenta en tres segmentos en los cuales una mujer toma elementos de la danza aérea para mostrar convivencia con este muro, mientras en los otros dos espacios se proyectan videos de esa acción pero desde otra perspectiva lo que permite una óptica diferente del cuerpo, del movimiento y de la propuesta. La presentación está hecha para buscar otras maneras de bailar y que no estemos acotados a tiempos musicales tan estructurados, esta hecha para jugar con el aquí y el ahora.
La música es una pieza de audio original del compositor Ricardo Cortes, colaboración de Benito González. Toda esta estructura de audio que compusieron se manipula en vivo de acuerdo a las acciones, la coreografía está muy marcada, es una partitura coreográfica.