Hace 15 años Enrique Ježik, artista argentino residente en México y conocido por trabajar en torno al tema de la violencia, presentaba en el Ex Teresa una pieza emblemática titulada Esgrima, la instalación de dos martillos hidráulicos golpeándose en un combate mecánico y brutal. En 2006 llevó al recinto un performance en el que policías granaderos sorprendieron al público (Ejercicio de percusión, 2006).
Ahora Ježik vuelve a intervenir este espacio con un proyecto que tiene un componente de instalación utilizando maquinaria, y al mismo tiempo una parte de performance a través de cinco presentaciones de artistas sonoros.
La pieza consiste en una especie de grúa que recorre la nave principal y sostiene una estructura como fuente sonora, además de cinco "activaciones para las cuales convoqué a 'vocalistas extremos', que trabajan el uso de la voz en el contexto del ruidismo o noise y la experimentación sonora", explica el artista.
Esos artistas vocales trabajarán a partir de un texto de carácter político que Ježik seleccionó y servirá como base del discurso, aunque no sea algo legible al público, pues "ese texto va a ser totalmente destruido, distorsionado o modificado por el trabajo vocal de cada uno", explica. Las grabaciones de esas presentaciones se irán añadiendo a la grabación principal que emitirá la pieza en movimiento.
Esta obra de sitio tiene la intención de responder a las características físicas y acústicas del museo y antiguo templo. "Lo que me interesa es jugar con esa situación del sonido en movimiento, las diferentes situaciones acústicas que van a suceder."