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Los productores de Hollywood deberían dejar de escuchar a los 'nerds'. Las 'cheerleaders' de la red friki ya les habían comido la oreja para que se aventuraran con rotundos fracasos como 'Watchmen' o 'John Carter', pero parece que el trabajo aún no estaba terminado. Basada en una moderadamente popular novela de ciencia-ficción del año 85, 'El juego de Ender' es otro intrigante y complejo experimento de gran presupuesto para sacudir a los fans y confundir al resto de gente. La primera mitad de la película desborda ideas: Ender Wiggin (magnífico Asa Butterfield), de 12 años, es seleccionado para liderar a los ejércitos de la tierra contra los áliens. El casting es fuerte, los efectos bien pensados y el guión afinado. Pero la cosa cae una vez comienza la guerra. Ben Kinglsey, un guerrero con el acento extraño, nos lleva hacia una coda muy poco convincente. Nos engancha, sí, pero también nos conduce hacia un terreno barroco y envarado que provoca desconfianza.