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'Plan de escape' es un 'Alcatraz' de alta tecnología, que no tiene el vigor de Siegel ni la astucia de Eastwood. Lo hemos visto muchas veces: un presidiario limando los barrotes de hierro, un motivado a la hora del comedor, un croquis del sistema de ventilación... Pero pocas de una manera tan prosaica. Ni gancho ni suspense. El único aliciente de este filme es enseñar la piel venosa, dura como un saco lleno de piedras, de Sylvester Stallone, aquel Robert Mitchum con ojos itálicos y el carisma perdido tras unos músculos escultóricos, que aquí saca los peores vicios del Actors Studio. Encima, Schwarzenegger, aún más pasmarote, igual de cachas, más arrugado, le hace de comparsa. A Håfström le pasa lo mismo que a Ridley Scott con Cameron Díaz: mucha ‘femme fatale’, mucho restregarse contra el parabrisas del coche, pero ¿alguien ha salido del cine menos aburrido que una ostra?