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Ted es la versión fumeta del oso Paddington, un peluche fan de 'Flash Gordon', la maría afgana y el arte de meter billetes dentro del tanga de una 'stripper'. Hoy, tres años después de su film debut, sigue molando como el primer día. Fuma de una pipa con forma de pene, canta la sintonía de 'Ley y orden' e intenta hacerle una paja a Tom Brady, el 'quarterback' de los New England Patriots. El problema es que esta vez, para justificar la secuela, Seth MacFarlane ha construido una trama que, aparte de ser un churro, se come el potencial del personaje con patatas. Los gags corren a cuenta de una larga lista de estrellas invitadas. Descubriréis que Jay Leno es un pervertido que hace marranadas en los urinarios de un pub, que Liam Neeson come cereales para niños y que Amanda Seyfried, a quien siempre tuvimos por niña mona, es clavada al Gollum de 'El señor de los anillos '. Menos brillante que la primera entrega, pero aún así reiréis como hienas.