Esa generación musical conocida como new wave, synth pop, electropop, neoelectro o —el más aceptado por la crítica y los clavados del dance— electroclash, surgió como el primer gran movimiento dance en el 2000. Una de las bandas más sobresalientes fue Ladytron, cuarteto que más raices echó en México, sobre todo en la capital, y por eso, sus visitas generan algo así como una radiante y nostálgica expectativa.
Quizás se deba a que el retrofuturismo de Laydtron refuerza la devoción que México tiene a la década de los flecos tamaño Torre Latinoamericana fijados con Aqua Net, las hombreras y los zapatos sin calcentines —¿por qué nos gustaba eso?—.
Como no podía ser de otra manera, Ladytron, el —otro— cuarteto de Liverpool, posee una ideología musical parecida a una máquina del tiempo que sigue los planos que Kraftwerk dejó olvidados en algún estudio de grabación, con stickers de Q*Bert y los fantasmas del Pac-Man adheridos al lado de los controles de mando, cuyos viajes aterrizan en pistas de baile synthpop, sets de porno gay con fondo de hi energy y olas de post punk bailable.
Después de siete años, la banda vuelve a la CDMX para presenter su nuevo LP, el próximo 27 de febrero a El Plaza Condesa. Este show es uno de los conciertos imperdibles de febrero en la Ciudad de México ya que la última vez que vimos a la banda, la lluvia arruinó su show y los vimos a medias.
