Después del ensayo

  • Teatro
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

5 de 5 estrellas

Ingmar Bergman fue uno de los cineastas definitivos del siglo XX. Aunque se sabe que jamás abandonó el teatro, no siempre se le reconoció como el gran dramaturgo que también fue, pese a sus montajes de autores como Shakespeare, Molière, Chèjov, Tennessee Williams, Edward Albee y, en particular, de Ibsen y Strindberg. Es esta obra el punto de partida para Después del ensayo cuyo protagonista, Henrik Vogler, es un director teatral a quien, tras un ensayo de la obra de Strindberg, lo visitan sus musas y fantasmas teatrales.

Vogler es visitado por dos mujeres en apariencia distintas: la joven Anna y la fallecida Raquel. Junto con ellas llega el recuerdo y el presente; la pasión y el hastío, lo sublime del arte y lo ordinario de la cotidianeidad. Juventud y vejez, vida y muerte están presentes en cada palabra, en cada gesto que él les dedica, que ellas le lanzan. Mario Espinosa pone en escena lo que Bergman escribió y filmó para la televisión, estrenado en 1984, dos años después de que se despidiera de la pantalla grande con Fanny y Alexander.

Espinosa pone el énfasis en el carácter cíclico de las relaciones profesionales y personales de Vogler, primero con Raquel y luego con Anna, ambos casos enmarcados por ese acto que en español se nombra “ensayo” pero que adquiere un verdadero sentido dramático al saber que en sueco es “repetición”. Y esa repetición es la que tiene exhausto y a la vez vivo al viejo Vogler, quien reflexiona sobre el arte del teatro y la relación entre actores y directores con la autoridad de saberse tan grande como el propio Bergman.

A la propuesta del dramaturgo mexicano corresponde plenamente la escenografía de Gloria Carrasco, la iluminación de Ángel Ancona (apoyados por Natalia Sedano y Jesús Giles) y la multimedia de José María Serralde, quienes en conjunto construyen el escenario del que Vogler no quiere bajarse, y a la vez la fantasía de la que no quiere despertar. El trabajo de todos ellos hace entender que cuando un teatro parece solitario y silencioso, las tablas resguardan presencias y quejidos que solamente seres como Vogler son capaces de atender.

La exquisita traducción de Humberto Pérez Mortera es asumida por Juan Carlos Colombo y Sofía Espinosa, dos sólidos actores que pertenecen a distintas generaciones y que sobre la escena poco a poco vencen las barreras y van encontrándose, hasta fusionarse en su escena final. En medio de ellos está Julieta Egurrola como un ser colmado de pasiones y derrotas, lo cual le permite desgranar lo más curtido y decantado de su oficio. Una actriz en lo más hondo de su declive es interpretado por una actriz en la plenitud de su madurez.

Escenificar en México un libreto de Bergman no es empresa sencilla. Para bien o para mal hay un referente muy poderoso, que es la medida para todo montaje de cualquier texto del cineasta sueco: el de Ludwik Margules a De la vida de las marionetas en 1983, el cual se convirtió en la obra cumbre del director polaco, del teatro universitario y, en sí, del teatro de finales del siglo XX.

A 34 años de distancia, estamos ante una propuesta sobria y redonda, que hace justicia al creador de obras fundamentales como Persona, Sonata de otoño y Gritos y susurrosLos tres histriones dan sentido a esos diálogos en los que Bergman parece resumir toda la historia y el tiempo del arte del teatro. De paso, su propia historia y su propio tiempo como hombre y artista.

Escrito por
Enrique Saavedra

Detalles

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Precio
$150
Horas de apertura
Jue-vie 8pm, sáb 7pm y dom 6pm
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