Mujeres sin cuello

A través del suspenso, el director teatral Ginés Cruz aborda un tema escabroso que no deja de alterarnos debido a su cercanía con la realidad: una adolescente sin extremidades es encerrada en una habitación lejana en su hogar por sus padres durante una fiesta.

Original del dramaturgo Carlos Iván Córdova, la obra es un juego en el que los protagonistas entran de lleno en una dialéctica donde víctima y victimario se confunden. En esta situación extrema la realidad de los personajes se trastoca y distorsiona, haciendo que la muchacha, Mili, al final no provoque lástima por poner en jaque a su cuidadora, Amelia, quien es débil e influenciable.

En apenas 75 minutos, la puesta en escena plantea metáforas que cuestionan la vida, ligadas al tema de las prótesis: los límites de la felicidad, las mentiras, las apariencias, entre otras. 

Con el objetivo de justificar su falta de interacción, Ginés Cruz retrata a las personas inválidas no de forma física, sino presas de elementos como los dispositivos tecnologicos. A través de la obra, los espectadores notan la dificultad de la convivencia humana y sus posibles causas internas, como son los ciclos inconclusos y los huecos existenciales.