A partir de relatos sobre desplazamientos forzados, violencia y miedo al futuro, la compañía Teatro Línea de Sombra, caracterizada por diluir las fronteras entre el teatro, las artes plásticas y propuestas audiovisuales, creó una fábula documental sobre la voluntad humana y la reconstrucción del hogar.
El grupo multidisciplinario —integrado por Zuadd Atala, Alicia Laguna, Eduardo Bernal, Jorge Vargas, Noé Morales y David Gutiérrez— viajó a Colombia para conocer de cerca a un grupo de mujeres afectadas por la crisis en su país. Esta investigación se transformó en el primer bloque de la obra, que alimenta un escenario repleto de objetos, como tabiques y fotografías, además de proyecciones audiovisuales.
En escena, un par de niños juegan y construyen una maqueta con el deseo de que así sean sus hogares y su futuro. Esto es una metáfora de cómo sus madres construyeron La ciudad de las mujeres. También se expone el proceso social y jurídico que siguieron las afectadas para proteger su dignidad humana.
En la segunda parte de la obra conocemos la historia de un hipopótamo que huyó cuando la hacienda Nápoles, del famoso narcotraficante Pablo Escobar, fue decomisada. La historia del animal se relaciona con la memoria de un país abatido por la violencia, la corrupción y el crimen organizado.
Por último, en el escenario aparecen cartas sin remitente escritas por niños colombianos para pequeños mexicanos. Esta acción genera un diálogo sanador y reconfortante para el espectador.
Pequeños territorios en reconstrucción, bajo la dirección de Jorge A. Vargas, cuestiona el destino de las comunidades dentro de territorios robados por la violencia y trata de visualizar los conflictos humanos dentro de guerras deshumanizadas.