Dora y la ciudad perdida

Nadie pidió una adaptación live action de Dora, la exploradora, la aventurera preadolescente con una mochila parlante y un mono de mascota. Sorprendentemente, es extrañamente agradable y realmente encantadora, aunque sus intensiones se puedan ver a lo lejos.

Nuestra heroína Dora (Isabela Moner) tiene 16 años y sus padres (Michael Peña y Eva Longoria) buscan la ciudad perdida de Parapata en Perú, por lo que la envían con su primo Diego que vive en Los Ángeles. Adaptandose a su nueva vida, Dora sufre un secuestro junto a sus compañeros, y llegan a la jungla.

El ingenio de la película es mantener a su heroína completamente recta, pero juega un poco con todo lo demás. Isabela Moner es una figura enérgica, vivaz y absolutamente sincera, incluso cuando habla directamente a la cámara (¿Puedes decir delicioso?) al estilo característico de la caricatura, creando desconcierto de quienes la rodean. El director James Bobin afortunadamente no abusa del truco, aunque alegremente rompe otras reglas. Se nos dice que los monos no pueden hablar, pero tal vez a veces sí, y nadie parece sorprenderse de que haya un zorro cleptómano enmascarado corriendo (con la voz de Benicio Del Toro). La realidad es elástica y algo negociable incluso antes de que la pandilla sufra alucinaciones muy divertidas.