La Lego película

Con la excepción de 'Toy story', las historias de juguetes animados no han tenido nunca el pedigrí muy elevado. Si los productores de 'Lego. La película' hubieran tomado las derivas habituales del género habría sido un trasiego general. Estos muñecos de ladrillos de plástico son demasiado icónicos y queridos para someterse a las leyes de aquella delegación de Hollywood que funciona como una fábrica de salchichas. Por suerte, alguien tuvo la ocurrencia de llamar a Phil Lord y Chris Miller -sí, los de 'Lluvia de albóndigas'- para liderar el proyecto. Y por eso el resultado ha quedado valiente, perspicaz y, sobre todo, consciente del amor que inspiran sus cúbicos personajes. El guión es agudo, la sátira afilada -para disfrute de todos los públicos- y la estética fina. Y el clímax, extraño y emotivo, es un gran homenaje a la materia base de la factoría Lego. Hay que ser brillante para llegar a crear una ida de olla de estas dimensiones.