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Obediencia perfecta

  • Cine
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Obediencia perfecta
Foto: Cortesía Prensa Danna
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

Un hombre baila bajo el hechizo sonoro de “Sympathy for the devil”, de los Rolling Stones, y el estímulo de una copa en la mano. Un niño le reclama por una incómoda visitante. Un castigo es el resultado. La razón: quebrantar la “obediencia perfecta”.

Después de trabajar como productor (Morelos, 2012), Luis Urquiza presenta su ópera prima con credencial de vigencia, en medio de canonizaciones y deudas morales no saldadas por la iglesia. Inspirado en el cuento homónimo de Ernesto Alcocer y en un hecho real, la película expone la vida del padre Ángel de la Cruz y su relación con el joven seminarista Julián, durante la década de los sesenta.

Pese al tema áspero, con alusión evidente al caso de los Legionarios de Cristo, el también guionista de la película (junto con Alcocer) logra mostrar, a través de un juego de sugerencias visuales y sonoras, los aspectos más escabrosos de la historia. Con una dinámica de ausencia-presencia en cámara, se infiere lo que por contexto ya se conoce.

Las actuaciones tanto de Juan Manuel Bernal y Sebastián Aguirre, en los roles protagónicos, como del gran número de niños que completan el elenco, mantienen una naturalidad que combina con la fotografía. Las dosis cómicas conservan el equilibrio dramático aún con el uso a veces sobrado de la música y del narrador.

Obediencia perfecta no es tan cruda como Michael (Markus Schleinzer, 2011), ni tiene el vigor de un documental. Como ficción, no obstante, consigue exponer un asunto muy antiguo, que aún necesita salir totalmente del confesionario.

Escrito por Tanya Alvarez

Reparto y equipo

  • Director:Luis Urquiza
  • Reparto:
    • Juan Manuel Bernal
    • Sebastián Aguirre
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