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Quebranto

  • Cine
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

En la historia del cine mexicano se asoman ciertos episodios oscuros e inquietantes que difícilmente se podrán localizar si se abre un libro del tema. Uno de esos fue lo suficientemente sugerente para el reconocido productor Roberto Fiesco. Así originó su ópera prima. Hablamos de un hecho protagonizado por Fernando García Pinolito, niño prodigio y actor de algunas de las películas más representativas de la década de los setenta, bailarín en el Teatro Blanquita durante los años ochenta y prostituta transgénero conocida como Coral Bonelli, quien añora el glamour artístico en la actualidad.

Uno de los discursos en el que giran los documentales seleccionados tiene que ver con la nostalgia. Así, voluntaria o involuntariamente, siempre hay referencias a una época, ahora inexistente, no sólo al hablar del cine industrial, sino al mostrar el entorno en donde se desenvuelve nuestro protagonista (la vecindad en la que vive a unos cuantos metros de Garibaldi, el bar gay en el que eventualmente consigue trabajar haciendo imitaciones de cantantes famosas, o las calles, alrededor de Metro Revolución, donde busca clientes cada noche). Una ciudad congestionada y trastocada brutalmente en espacios ahora irreconocibles, misma a la que el realizador le saca provecho para integrarla en la trama, en la que, hay que agradecer, Coral nunca es vista con desdén, manía de más de un director mexicano cuando aborda a estas personas.

Empero, Quebranto pierde su contundencia cuando se convierte en docuficción con recreaciones caprichosas. Interludios que, sin duda, vuelven irregular este debut. 

Escrito por Alberto Acuña
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