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The Master

  • Cine
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Joaquin Phoenix in The Master
Joaquin Phoenix in The Master
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Cuando se habla sobre Paul Thomas Anderson se debe escribir su nombre completo: las siglas PT le quedan cortas para declarar su talento y maestría detrás de las cámaras. Después de cinco años de ausencia, este director y guionista se declara como uno de los más grandes cineastas de su generación y, tal vez, como el escritor más épico, temerario e incisivo que existe en Hollywood. Si bien, al inicio de su carrera confeccionó una enciclopedia de personajes alicaídos tanto en Boogie Nights como en Magnolia; en sus más recientes obras, There Will Be Blood y The Master, sus historias se han vuelto minimalistas con respecto al número de personajes, pero con un grado aún más complejo de abstracción. En ambos largometrajes, Anderson plantea el debate de un hombre entre sus instintos viscerales y su espiritualidad ambiciosa.

En The Master este hombre es Freddie Quell (Joaquin Phoenix, cuyos gestos nerviosos y exagerados son el reflejo natural de su decadencia como ser humano), un veterano de la Segunda Guerra Mundial con un carácter volátil. Después de un altercado en una granja, donde envenena accidentalmente a un jornalero con su licor casero, huye por la costa de California y se refugia en un barco.

Al ser descubierto por la tripulación, conoce al dueño del buque, Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman, con una interpretación cenital), el líder de un culto religioso llamado “La Causa”. Desde el instante en que se conocen, Freddie y Dodd colapsan dentro de una amistad interesada: el primero halla algo en quién/qué creer para evitar su propio naufragio emocional, mientras que Dodd ve en esta persona decrépita un estandarte publicitario para su nueva religión.

La lucha entre estos dos personajes tan disímiles y complementarios se vuelve el hilo conductor de la película. Su relación de maestro- discípulo (que ya se ha visto en Boogie Nights y There Will Be Blood) está cargada de una tensión asexual, pero amorosa: ambos buscan su aprobación y tratan de procurarse un bienestar instantáneo. El resultado es una cinta compleja en la que no tomamos partido por ninguno de los protagonistas, sino que nos volvemos testigos de su compleja odisea por encontrar un resquicio de paz o hallar su identidad sentimental.

Anderson, respaldado por el soberbio trabajo de sus protagonistas (donde también hay que incluir la actuación de Amy Adams), se da la libertad de incluir secuencias surrealistas que le imprimen una atmósfera onírica a su película, alejándola así de referencias biográficas a la vida de L. Ron Hubbard, el escritor que fundó la cienciología. En su lugar, nos cobija con un vórtice de nostalgia, duelo de diálogos (la escena del interrogatorio es inolvidable y trascendental) y una estructura que simula un rompecabezas que, como espectadores, vamos a apreciar al ritmo con que vayamos sumando sus partes.

Lo elementos técnicos son otra estructura fundamental de la cinta: Anderson filmó en 70mm, lo que imprime una sensación de altivez, un empaque visual que recuerda a las grandes obras norteamericanas de la década de 1950. Al mismo tiempo, la música de Johnny Greenwood edifica ambientes tensos y seculares que van acorde al sentimiento de la película.

The Master es una obra inmersa en su propio universo, al que Paul Thomas Anderson nos invita a inmiscuirnos por un rato. Al abandonarlo tendremos más preguntas que respuestas; preguntas que como toda cinta magistral (como augura la etimología de su nombre), nos obligará a buscar su significado durante días, semanas o meses. Tal vez, nunca podremos llegar a una conclusión que nos deje satisfechos.

Escrito por Josue Corro

Detalles del estreno

  • Valorado:15
  • Fecha de estreno:viernes 2 noviembre 2012
  • Duración:143 min.
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