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Entre ficciones (Heli, 2013) y documentales (Narco cultura, 2013), la violencia que ha generado la guerra contra el narcotráfico en México no es ignorada por el séptimo arte. De nueva cuenta esta realidad es retratada, ahora bajo el lente de Matthew Heineman y desde otro ángulo.
El cineasta no se limita a recabar imágenes de archivo y entrevistas con los partícipes de su objeto de estudio, las autodefensas –el movimiento ciudadano que surgió en Michoacán para frenar la violencia generada por los cárteles y el ejército–; también se retratan enfrentamientos reales sin perder por eso la calidad de la imagen, y esto es uno de los mayores logros del filme.
Heineman “desmenuza” las autodefensas a partir de sus actores, principalmente de su líder José Manuel Mireles, y de la comparación de otro movimiento emergente –y muy radical–, el grupo Arizona Border Recon, que intenta frenar el paso de la violencia del narcotráfico y de los migrantes por la frontera sur de Estados Unidos.
Al estar totalmente implantado en el movimiento y no seguir la rigidez de un guión, sino la causa de las autodefensas, el cineasta sorprende con cada giro de tuerca y resolución narrativa. Además, no se mesura al mostrar la descomposición del movimiento provocada por la corrupción y los momentos personales de Mireles.
Sin embargo, al mostrar poco de lo que ocurre con el Arizona Border Recon, la comparación entre ambas organizaciones se torna imparcial e incluso innecesaria.