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Los padres embarazosos no tienen mucho sentido (o vergüenza) como el de esta comedia alemana. Durante casi tres horas, el director y escritor Maren Ade nos muestra a una joven profesional alemana adicta al trabajo, Inès (Sandra Hüller), quien está adscrita a una compañía multinacional en Bucarest, Rumania, cuando su peludo y envejecido padre, Winfried (Peter Simonischek), un implacable bromista, viene de visita el fin de semana.
Eso está totalmente fuera del personaje para Winfried ─su zona de confort habitual es saludar a un asustadizo cartero en la puerta mientras usa una falsa dentadura y habla con un acento gracioso. Entonces, después de un par de incómodos días juntos, Winfried se niega a regresar a casa. Él se aparece en todos los lugares a los que Inès va en Bucarest, invadiendo su vida en los negocios locales y la escena diplomática, usando una peluca y pretendiendo ser un asesor de vida llamado Toni Erdmann.
No hay nada nuevo sobre mucho de lo que le concierne a esta anárquica y conmovedora comedia alemana: el creciente abismo entre los padres y sus hijos adultos; el conflicto entre el trabajo y la familia; la alienante y deshumanizadora naturaleza de los lugares de trabajo modernos; el rol de la mujer en la cultura corporativa y la dirección económica en la que la Europa moderna se dirige. Pero la forma en que Ade (cuyo último filme fue Entre nosotros, 2009) aborda todas estas cosas inesperadamente original, frecuentemente divertida y completamente sorprendente en cada vuelta. Es una película rara que te hace pensar profundamente sobre el mundo que te rodea y al mismo tiempo te hace reír fuertemente en escenas de desnudos o de un hombre maduro caminando por las calles usando un enorme disfraz de oso.
Pero ése es el tipo de irresponsable, inquisitiva y confrontacional comedia que Ade ha creado. Está bendecida con dos excelentes actuaciones principales de los actores que interpretan a padre e hija (Hüller tiene una escena que se roba la película al cantar en una fiesta “'The Greatest Love of All”, de Whitney Houston). Y el nada disparatado, visualmente sencillo, estilo documental de las tomas que se siente absolutamente apropiado para su astuta evocación de las absurdidades y banalidades de la vida moderna. Brillante.