Venom

A más de 10 años de su primera aparición en El hombre araña 3 (Sam Raimi, 2007), Venom, el personaje creado por David Michelinie y Todd McFarlane en 1984, regresa a la pantalla grande, pero tristemente su regreso no logró envenenarnos.

Bajo la dirección de Ruben Fleischer (Tierra de zombies, 2009) y basada en el cómic Venom: Lethal Prothector (1993), Venom presenta la génesis de este personaje y su transición para convertirse en el antihéroe que conocimos en los noventa. Todo comienza cuando una nave de la empresa Life Foundation se estrella en la tierra con diferentes simbiontes a bordo —parásitos extraterrestres de consistencia pegajosa—. En su intento por desenmascarar los escalofriantes experimentos con humanos que hace esta compañía, el periodista Eddie Brock (Tom Hardy) es infectado por uno de ellos lo que le otorga poderes y lo orilla a seguir un plan misterioso que desencadenará una pelea con otros simbiontes —¿cuáles serán?—.

Tristemente los fanáticos del cómic quedarán decepcionados, pues nunca se muestra realmente la complejidad psicológica del personaje ni se explota el lado oscuro y siniestro que lo caracteriza. Al contrario, contiene un intento de comedia que nadie esperaba —Deadpool, ¿qué has hecho?—. Por otro lado, percibimos un guion lleno de discursos absurdos como los del personaje Carlton Drake, incluso del mismo Venom, detonando situaciones que quedan en el aire de la trama, además del mal aprovechamiento de los personajes secundarios y el excesivo uso de CGI en la mayoría de las escenas.

Si no eres fan de los cómics y es tu primer encuentro con uno de los villanos más enigmáticos de Marvel, disfrutarás de las secuencias de acción. Venom apuesta por una combinación ya conocida para asegurar un lugar en la audiencia, pero no logra llegar al nivel de otras películas de superhéroes.

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