1. La Cebra (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  2. La Cebra (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  3. La Cebra (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  4. La Cebra (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal

Regresa La Cebra Danza Gay

Este mes la compañía celebra su mayoría de edad en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. Platicamos con su director, José Rivera Moya

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José Rivera Moya, director de la compañía, es uno de los rostros de la comunidad LGBTTTI que desde su trinchera aportan a la diversidad de la ciudad, además de demostrar que la comunidad también se encuentra en los espacios culturales de la CDMX.

¿Por qué desaparecieron de la vida cultural del DF?
Durante cuatro años tuvimos una actividad muy fuerte, 50 funciones al año. Necesitábamos un descanso.

¿Cómo definirías el concepto de la compañía?
Desde que fundé la compañía en 1996, lo hice con el objetivo de llevar a escena la vida y problemática de la comunidad hoy denominada LGBTTTI de México. Partía de los problemas que aquejaban los noventa, desde los crímenes de odio por homofobia, la discriminación hacia los travestis y la pandemia del sida. Nuestra propuesta ha circulado desde los teatros de Hamburgo hasta al Palacio de Bellas Artes, en donde fuimos la primera compañía de danza públicamente gay en presentarse.

¿Por qué la necesidad de fundar una compañía con una identidad gay?

Crecí en un ambiente muy represivo de San Luis Potosí. En la adolescencia me asumí homosexual y tuve muchos problemas en aquella ciudad mayoritariamente católica. En la danza encontré una libertad nunca antes conocida. Me adentré en ella a pesar de lo que dijeran mis padres. Logré conseguir una beca en Bellas Artes, la de ballet independiente Raúl Flores Canelo (de la que ahora soy director artístico), y así llegué al DF. Sin embargo, esta compañía también era tradicional y los bailarines no podían expresarse libremente. Tenía ganas de hacer coreografías desde mi perspectiva homosexual, entonces me sentí capaz de realizar mis propios montajes. Me junté con amigos y nació La Cebra, para hablar abiertamente de la homosexualidad. En los noventa, México lo necesitaba, pues en la calle había muchos crímenes de odio.

¿Qué podemos ver en una puesta en escena de La Cebra?
Son coreografías en las que el elemento gay siempre está presente; por ejemplo, tenemos una que se llama Colegio Militar, en ella los hombres usan trajes y botas militares y en cuestión de minutos se montan en tacones. Hacemos una denuncia sobre la violencia hacia los homosexuales que se vive dentro del sistema militar y penitenciario.

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