Francisco Toledo y Carlos Monsiváis cultivaron una amistad de muchos años, cada uno admiraba el trabajo del otro. Sobre el artista oaxaqueño, Monsiváis dijo: “El universo de Toledo: un desfile de formas y colores que insisten y vuelven, nunca los mismos, nunca inesperados, nunca previsibles”.
De esa relación, hoy queda un homenaje conformado por 268 piezas, donde se incluyen obras del artista juchiteco y textos que el escritor realizó en diversas ediciones y catálogos. Destaca la obra de Toledo que acompaña al único trabajo de ficción de Monsiváis, Nuevo catecismo para indios remisos; asimismo, la Libreta de Apuntes de Toledo, obsequiada por el artista a los directores de la galería Arvil, la cual consta de 80 páginas que se pueden apreciar como dibujos sueltos.
También habrá una serie de piezas nunca antes expuestas del pintor, que provienen de la colección del Museo del Estanquillo, algunas creadas especialmente para el cronista.
La expo, que ya se presentó en el Museo de las Artes de Guadalajara, exhibió también piezas del pintor hechas entre 1970 y 2008 con diferentes técnicas, como óleo sobre tela, tapiz de lana con tintes animales y escultura.
Como apuntó Monsiváis: “una libreta de dibujos de un gran artista no admite la improvisación, porque, y es innecesario decirlo, el artista viene de su larga experiencia y a ella se dirige”.