Los cuentistas mexicanos saben cómo hacer temblar hasta al más escéptico de los lectores. Te retamos a leer estos cinco oscuros relatos
Libro: La noche (1943)
El autor que le dio voz a féretros y buques malignos, nos juega una trampa en este cuento. El protagonista, Mr. X, es invitado por Margaret Rose a una partida de ajedrez en una escalofriante casona, sólo para descubrir que, en realidad, él es un fantasma y sólo puede ser visto por ella.
Libro: Tiempo destrozado (1959)
Maldad, locura y muerte son presencias constantes en la narrativa de la escritora oriunda de Zacatecas. En este cuento, que oscila entre lo siniestro y lo fantástico, somos testigos de cómo Gabriel del Valle, ingenuo y enamoradizo, se dirige engañado a una funesta cita con Jana, una embalsamadora que habita en una quinta llena de temibles misterios.
Libro: Tiene la noche un árbol (1958)
Hay familias que esconden oscuros secretos en lo más profundo de su ser; otras prefieren guardarlos en un simple frasco de chiles. Uno de estos últimos es Mariquita, una niña que nació y murió antes de tiempo. Ahora sólo duerme en el agua y perturba a su madre y hermanas.
Libro: Siete (2012)
El Centro Histórico es, ha sido y siempre será uno de los mejores escenarios para ambientar fantasmagorías y demás relatos siniestros. Uno de ellos se sitúa en la esquina de Isabel la Católica y Madero, donde una anciana envuelta en harapos se aparece ante solitarios caminantes y lanza la sentencia: ¡SIGUES VIVO!
Libro: Demonia (2012)
El miedo se viste de cuento. Lo paranormal y lo maligno se condensan en este escalofriante relato que bautiza al segundo libro de cuentos escrito por el tapatío Bernardo Esquinca. La historia se centra en una posesión demoniaca que cambia por completo la vida de cuatro amigos durante un retiro jesuita.
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